El sistema de justicia chileno tiene un actuar dispar con las comunidades mapuche y sus liderazgos.
Cuando son personas mapuche las imputadas de delitos, el sistema actúa rápidamente: son formalizadas con prontitud, muchas veces con escasas pruebas, y con frecuencia encarceladas y sometidas a juicios injustos.
Pero cuando personas mapuche, y especialmente sus liderazgos, son víctimas de ataques, sea por agentes del Estado o por desconocidos, la justicia actúa lento y, con frecuencia estos ataques quedan en la impunidad.
Esto tiene que cambiar.
En abril de 2021, dos personas mapuche en roles de liderazgo fueron atacadas
En la noche del 24 de abril, la casa de Elena Paine, werkén de la comunidad Koyam Montre, en la comuna de Perquenco, fue quemada hasta quedar completamente destruida.
Elena, junto a su comunidad está participando en un proceso de recuperación territorial, y luchando contra la contaminación de un estero en la localidad, y cree que este fue un acto de amedrentamiento por su activismo.
Al día siguiente, Alberto Curamil, lonko de la comunidad Pancho Curamil del lof Radalko, y premio Goldman 2019 debido a su defensa del agua, fue a la casa de Elena Paine junto con otras personas de su comunidad, para acompañarla tras lo sucedido. Allí decidieron hacer una protesta cortando temporalmente la Ruta 5 sur.
Carabineros intervino usando la fuerza para dispersar a los manifestantes. Una vez finalizada la manifestación, el lonko junto a su sobrino e hijo adolescente se retiraban en su camioneta, cuando fueron perseguidos e interceptados por Carabineros, quienes lanzaron una bomba lacrimógena al interior de la camioneta, y una vez que el lonko se bajó le dispararon a corta distancia perdigones en la espalda, torso y pierna.
Estos son solo dos ejemplos en que la justicia puede y debe actuar.
Exigí justicia para Elena, Alberto y todas las personas mapuche que sufren ataques y quedan en la indefensión por parte del Estado por defender el agua y el territorio.