Millones de personas palestinas viven bajo el sistema de apartheid aplicado por Israel, un sistema violentamente racista cuya esencia se manifiesta en la negación de una vivienda a la población palestina.
Desde hace más de 73 años, Israel somete a desplazamiento forzado a comunidades palestinas enteras y derriba cientos de miles de viviendas palestinas, causando un trauma y un sufrimiento terribles. Más de 6 millones de personas palestinas siguen siendo refugiadas y al menos otras 150.000 corren un riesgo real de perder su vivienda hoy.
Israel ha creado y mantiene unas leyes, políticas y prácticas que oprimen deliberadamente a la población palestina y funcionan para asegurar la dominación israelí judía en Israel y los Territorios Palestinos Ocupados (TPO). Esto incluye confiscaciones racistas de propiedades y leyes y políticas de planificación que hacen imposible que muchas personas palestinas construyan viviendas. También permite demoliciones masivas de viviendas construidas sin un permiso que se niega habitualmente a la población palestina.
El apartheid es un crimen de lesa humanidad y tiene la intención específica de mantener un cruel sistema de control de un grupo racial sobre otro. Cada semana, las autoridades israelíes desplazan a personas palestinas mediante demoliciones o desalojos forzosos, mostrando así que Israel perjudica deliberadamente a la población palestina al darle una posición inferior a la que tiene la población judía israelí.
La nueva investigación de Amnistía Internacional muestra que Israel impone un sistema de opresión y dominación a la población palestina en todas las zonas bajo su control —en Israel y en los TPO— y a las personas refugiadas palestinas, a fin de beneficiar a la población israelí judía. Esto constituye apartheid y está prohibido por el derecho internacional.