Escribe: Lucía Pérez Chabaneau
Directora Ejecutiva, Amnistía Internacional Uruguay
Miles de mujeres se movilizaron este 8 de marzo en distintos puntos del país. Las formas en las que se entiende este día son variables, algunas deciden marchar, otras parar, hay quienes hacen ambas; otras también se resisten a reconocer la necesidad de un día para decirlo. Lo cierto es que el 8M representa un día de lucha. Usar la voz y el cuerpo de manera pacífica para exigir atención, escucha atenta, empatía y, sobre todo, acciones concretas que permitan un mayor bienestar a las mujeres, sí; pero también al resto de la sociedad.
¿Qué nos dice la evidencia? Que las mujeres son víctimas de la violencia femicida de sus parejas y exparejas; que la brecha salarial impacta en detrimento de las mujeres; que las responsabilidades de cuidados recaen sobre el cuerpo y la mente de las mujeres. Sí, aunque se han hecho avances, aún estamos lejos de asumir que todas las partes que componen de una sociedad deben hacerse cargo del cuidado de sus integrantes para garantizar que la vida se sostenga. La realidad es también muy elocuente con la violencia sexual a la que están sometidas mujeres y niñas. Los datos en Uruguay son alarmantes: el 23% de las denuncias por violencia hacia niños, niñas y adolescentes refieren a casos de violencia sexual y más del 80% de los casos de abuso sexual infantil afectan a las niñas, según datos del Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV).
Uruguay está en deuda con las mujeres y las niñas, por eso es pertinente cada 8M. Siempre es una oportunidad para reconocer y celebrar las conquistas, pero eso no debe dejarnos en un lugar cómodo de mirar para otro lado. Hay que darle lugar a lo que aún falta. Las fallas en el sistema de protección a las infancias comprometen la salud y la vida de niñas, niños y adolescentes, pero también comprometen el futuro. Las deudas se saldan.
Te invito a conocer más sobre la campaña Niñas, no madres y a sumarte a Amnistía Internacional Uruguay.